lunes, 23 de septiembre de 2013

Un turista es una persona que necesita tener a su disposición información relevante en el momento oportuno, en el lugar indicado. Dónde hospedarse, dónde y qué comer, qué lugares debería visitar, qué monumentos podría encontrar, cuál es la mejor fiesta de la ciudad, en definitiva, qué tesoros perseguir. Éstas y otras inquietudes semejantes lleva un viajero consigo, siempre. En este contexto, la guía turística fue un producto ingenioso que surgió en el mundo árabe medieval, de alquimistas y cazadores de tesoros, para ayudar a los viajeros en tierras extranjeras. Un producto ingenioso, sí, pero, en efecto, medieval. Para nosotros, en el segundo milenio de nuestra era, las nuevas tecnologías de la comunicación han superado las limitaciones del papel y de los buenos consejos que se volvían letra muerta, insensible a los cambios en el tiempo y el lugar. Hoy, en la industria del turismo, los viajeros no quieren acomodarse a las recomendaciones escritas en piedra por un grupo definido de personas. Son las guías turísticas las que deben acomodarse a ellos y esto, por supuesto, es posible gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, especialmente, es la ayuda que prestan las aplicaciones móviles para dispositivos portátiles, como las tablets y los teléfonos inteligentes (smartphones).

Las aplicaciones móviles brindan un servicio integral para la industria del turismo: ofrecen información sensible al tiempo y el lugar a la vez que permiten realizar acciones como reservas y compras en línea.

Junto a una foto, aceptable en términos de color, solía aparecer un número telefónico que los hijos dictaban a sus padres, mientras ellos daban interminables giros de dedo índice tratando de marcar ese número. Hablar con una recepcionista, esperar verificación, recibir un número de cuenta, ir al banco… una lista interminable de pasos constituían el camino entre la decisión de tomar unas vacaciones y dejar todo definido, listos para sentarse y disfrutar. Hoy, las imágenes que aparecen en las pantallas de los dispositivos móviles nos seducen con sus colores que, a veces, superan la realidad. Nos dejan allí, absortos ante su belleza, y nosotros sólo tenemos que dar un suave golpe con el pulgar, acaso registrar uno o dos datos, y listo. El proceso ha terminado. Con una aplicación móvil podemos obtener toda la información relevante y definir los detalles que harán realidad nuestros sueños turísticos.

Nuevos aires ponen en marcha la industria del turismo: las nuevas tecnologías y las aplicaciones móviles. Los viajeros son más exigentes, quieren más comodidad, y las empresas ya tienen cómo satisfacerlos actualizando sus procesos con esta tecnología.

Cuando queremos viajar, pocas veces consideramos otra opción. La alternativa madre siempre es consultarlo con Google. Adónde ir, qué hacer, qué comer, qué ver, cómo interactuar. Y muy importante: dónde hospedarse. Resolver el asunto del techo es vital para muchos viajeros y, con Internet, es una tarea muy sencilla. Pero la tendencia ahora es hacia las aplicaciones móviles. Así lo dicen los titulares: «uno de cada cuatro internautas que reserva un viaje, lo hace a través de su smartphone». El potencial de las aplicaciones móviles ya lo está haciendo, está haciendo evolucionar la industria del turismo.

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